miércoles, 20 de abril de 2011

DECIMAS DEL FOLCLOR 2.




NEGRA INÉS TE MANDO UN PESO (*)
Coro
-Negra Inés te mando un peso
Al tiempo de mi partida,
Para que goces mi vida
y no me olvides por eso.

I
Compras con ese dinero,
Silletas y mecedores,
Tan solo aparadores
y un bonito tinajero,
Espejo de cuerpo entero,
Compraras un aderezo,
Prenda de oro y todo eso,
Lo compraras de contado,
Como me voy de tu lado,
Negra Inés te mando un peso.

II
Con eso que te he mandado,
Que de seguro recibes,
Tú pagas a donde vives
10 meses adelantado,
También pagas anticipado
un año de Hotel mi vida,
A la modista cumplida,
Gástale plata Inesita,
Que quiero verte bonita,
Al tiempo de mi partida.

III
Lucirás charmé y crespón,
Interiores de León de oro,
Y llevaras con decoro,
Zapatos color marrón,
Un bonito cinturón,
medias de moda, y progreso,
Quiero que si no regreso,
Sigas viviendo con decencia,
Y feliz en mí larga ausencia,
Y no me olvides por eso.

CONTESTACIÓN DE INÉS

“Coro”
Contenta estoy con el peso,
Que con Ramón me mandaste,
Comprè lo que me ordenaste,
Y no te olvido por eso.

I
Esta situación severa,
De tristeza y desventura,
Que ni la raspadura,
Le queda a la cocinera,
La veía cambiar por doquiera,
Siento halago de progreso,
Gracias que con un expreso,
Tú me remites dinero,
Como te aprecio y te quiero,
Contenta estoy con el peso.

II
Después de las compras mías,
Y si algo me quedara,
Dispuse a pagarle a Sara,
La cuenta que le debía,
26 cervezas fría,
Que tú allá en San Juan, le fiaste,
Y de cigarro quedaste,
Debiéndole un ciento entero,
Y dando gracias al dinero,
Que con Ramón me mandaste.

III
El sombrero que comprè,
Te lo compré bien temprano,
Los lentes y el plumero
que te fío,Alemán hermano,
Y debías de ser urbano,
Y orgulloso hasta el seso,
Si te quieres te confieso,
Me contenta el porvenir,
Ya tengo de que vivir y,
No te olvido por eso.

IV
A Elías le pagué los rones,
Que tomaste en la parranda,
También le paguè a la banda,
32 repeticiones,
Pagué las 10 ocasiones,
Que en el hotel almorzaste,
Al peluquero y al sastre,
Le paguè con grande orgullo,
Y antes de comprar lo tuyo,
Pagué lo que me ordenaste. 

SIMON BOLIVAR EN TAMALAMEQUE...

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, mejor conocido como Simón Bolívar , (Caracas, 24 de julio de 1783 — Santa Marta, Colombia, 17 de diciembre de 1830) fue un militar y político venezolano, una de las figuras más destacadas de la Emancipación Americana frente al Imperio español junto con el argentino José de San Martín. Contribuyó de manera decisiva a la independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. Le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en Venezuela que, tras serle ratificado en Caracas, quedó asociado a su nombre. Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a afirmar de sí mismo que era "el hombre de las dificultades" en una carta dirigida al general Francisco de Paula Santander en 1825.
Participó en la fundación de la Gran Colombia, nación que intentó consolidar como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue Presidente. Bolívar es considerado por sus acciones e ideas el "Hombre de América" y una destacada figura de la Historia Universal, ya que dejó un legado político en diversos países latinoamericanos algunos de los cuales le han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido honores en varias partes del mundo a través de estatuas o monumentos, parques, plazas, etc.

Bolívar fue autorizado por Monteverde a trasladarse el 27 de agosto de 1812 a la isla de Curaçao, ocupada por los ingleses, en la goleta española Jesús, María y José junto con José Félix Ribas, Vicente Tejera y Manuel Díaz Casado, donde permaneció un corto período de tiempo. Después se trasladó a Cartagena de Indias, en Nueva Granada, donde el proceso independentista se había iniciado el 20 de julio de 1810 y había desembocado en la formación de varías Juntas supremas que rivalizaban entre sí. En este panorama compuso un manuscrito conocido como el Manifiesto de Cartagena, en el cual hizo un análisis político y militar de las causas que provocaron la caída de la Primera República de Venezuela y exhortaba a la Nueva Granada a no cometer los mismos errores que Venezuela para no correr la misma suerte. También en este manifiesto proponía fórmulas que ayudaran a remediar las divisiones y a promover la unión de los distintos pueblos de América para lograr el objetivo común, la Independencia.
Así al poco tiempo de llegar, Bolívar solicitó al gobierno de Cartagena prestar servicio en sus tropas y le fue concedido el mando de una guarnición de 70 hombres en la pequeña localidad de Barrancas con la que empezaría a forjarse su futuro prestigio militar.

Al principio, Bolívar estaba subordinado a un aventurero francés llamado Pierre Labatut pero, en contra de las órdenes de este, decidió tomar la iniciativa realizando una campaña para derrotar a las partidas realistas que se encontraban en las orillas del río Magdalena a la vez que aumentaba el adiestramiento y el contingente de sus tropas. Como resultado de esta campaña, logró liberar varias poblaciones como Tenerife, El Guamal, El Banco, TAMALAMEQUE y Puerto Real de Ocaña; logró derrotar a diversas guerrillas realistas que operaban en la zona y finalmente ocupó Ocaña.

Hacia fines del año 1812 Bolívar ya entraba en acción al servicio del “Estado de Cartagena”. Lo destinaron a las fuerzas que bajo el mando superior del aventurero francés Pierre Labatut combatían a los realistas de Santa Marta. Pero se le encomendó una misión al parecer de poca monta: la de defender, con una guarnición de menos de doscientos hombres, el mísero pueblo de Barrancas (Hoy Calamar) en la ribera occidental del Magdalena. Claro está que una misión así, puramente defensiva y aburridora, no era del agrado del oficial venezolano cuyas miras se fijaban en todo caso en la reconquista de Caracas. Por consiguiente, haciendo caso omiso de las instrucciones de Labatut y sin darle aviso a nadie, improvisó por iniciativa propia una flotilla fluvial de canoas y piraguas o cualquier cosa que flotase, partió Magdalena arriba y tomó por sorpresa el pueblo de Tenerife, defendido por una fuerza realista superior a la suya. Los enemigos en su retirada abandonaron unas embarcaciones y material de guerra, con todo lo cual Bolívar pudo reforzar su escuadrilla.

Casi sin descansar Bolívar siguió hasta Mompós que cayó en sus manos el 27 de diciembre. Allí obtuvo más refuerzos y con unos quinientos hombres se dirigió a Tamalameque y Puerto Real (Hoy Gamarra), otros puertos fluviales de menor importancia pero que formaban parte de la cadena de puntos fuertes realistas que habían cortado la comunicación por el río. Después de tomados los dos, dejó el valle del río para avanzar sobre la cordillera oriental de los Andes colombianos siempre en dirección a Caracas. Con tal serie de victorias, él también había levantado nuevamente la moral de los patriotas, que no es nada sorprendente que el gobierno de Cartagena desoyera las recriminaciones de Labatut sobre la desobediencia de su subordinado.

Bolívar enfrentó a los realistas el 3 de enero de 1813 en TAMALAMEQUE en donde los derrotó con la ayuda de sus soldados y el pueblo. Un ¡Viva! A todos los héroes que dieron su sangre por la independencia del yugo español. Y otro mas grande al “Libertador”, quien en plan de batalla visitó a Tamalameque, tierra amable, histórica, folclórica y cultural que con humildad y sangre chimila, puso su granito de arena en “La Independencia de Colombia” 

NUESTRO PATRONO: SAN MIGUEL ARCANGEL...

SAN MIGUEL ARCANGEL:
El Arcángel San Miguel (en hebreo: מיכאל Mija-El, "¿Quién como Dios?" en árabe: ميخائيل Mījā'īl; en griego: Μιχαήλ Mijaíl; en latín: Michael); es el Jefe de los Ejércitos de Dios (y por lo tanto el príncipe de los ángeles), en las religiones judía, islámica y en las Iglesias Católica, Ortodoxa, Copta y Anglicana.
Para los hebreos es el protector de Israel y patrono de la sinagoga. La Iglesia Católica lo considera como patrono y protector de la Iglesia Universal; y el primero de los siete arcángeles, junto con Gabriel y Rafael. Supuestamente tocará la trompeta el día del arrebatamiento (1° Tesalonicenses 4, 16), y es el encargado de frustrar a Lucifer o Satanás, enemigo principal de Miguel por ser el arcángel de los ángeles caídos o del mal (Apocalipsis 12:7). Por eso en el arte se le representa como un ángel con armadura de general romano, amenazando con una lanza o espada a un demonio o dragón. También suele ser representado pesando las almas en la balanza, pues según la tradición, él tomaría parte en el Juicio final, imagen inspirada en el Juicio de Anubis del Antiguo Egipto y recibe el nombre de psicostasia.1

San Miguel Arcángel es el patrono oficial de Tamalameque, tanto que su nombre lo llevan: La Iglesia, “Iglesia San Miguel de Tamalameque”, una calle “Calle San Miguel” Calle 7º. El Tamalamequero creyente, tiene gran fe en la eficacia milagrosa de san Miguel, y es sacado en las procesiones y ofrendan en las fiestas, el 29 de septiembre. Por lo general para esta fecha vienen varios sacerdotes en compañía del señor Obispo i realizan además de La Santa Misa, Bautismos, confirmaciones y procesión por las principales calles de la población. Cabe anotar que El Santísimo cristo, a pesar de que san Miguel es nuestro patrono, le ha restado fuerza a sus festividades, siendo estas mucho mas grandes y hermosas.

En su libro “TAMALAMEQUE, HISTORIA Y LEYENDA” el escritor tamalamequero Diógenes Armando Pino Ávila, nos dice lo siguiente. “El día de su fundación no se conoce con exactitud, pero aplicando un poco de lógica, respecto a la mentalidad religiosa del español, quienes tenían muy en cuenta el santoral Católico en sus fundaciones y actos importantes, y como costumbre desprendida de lo anterior de dar el nombre del santo del día al objeto de su descubrimiento o fundación. Entonces, es fácil aseverar que si Tamalameque se llamó: SAN MIGUEL DE LAS PALOMAS DE TAMALAMEQUE o SAN MIGUEL DE LAS PALMAS DE TAMALAMEQUE; fue porque Lorenzo Martín quería honrar a dicho santo por ser su día. Por tanto Tamalameque tuvo que ser fundado un 29 de septiembre, día que el santoral católico dedica a San Miguel”. 

NANDO “ABEJON”


NANDO "ABEJÓN"

El rejo no compone al niño, lo pone más sinvergüenza. Soy tamalamequero ciento por ciento, de mi pueblo me fui un día a vivir mi vida bohemia y aquí volví a recoger mis pasos. Mi nombre: Hernando Miranda Robles, nací en el año 1946 y soy el mayor de nueve hermanos. Desde niño me gustó la calle y el juego. Muchas veces me quedé hasta cinco días donde mi abuelita Gilma Rángel, en el barrio “La Mochila”, huyéndole al cuero que me propinaban mis padres, pues me mandaban a buscar la leche y donde encontraba juego ahí me quedaba jugando, sin importarme el mandado. Casi siempre mi padre me desnudaba por completo en el cuarto de mi casa, con el objeto de que me diera pena y no me fuera para la calle, pero cuando se descuidaban cogía una vieja banda de saco de fique, me la amarraba a la cintura y para la calle se dijo. Los castigos a mis pilatunas fueron repetitivos y característicos: mi madre, lo hacía tirándome al suelo y con su pie izquierdo en mi cuello me pegaba hasta que sangrara por alguna parte del cuerpo, pues nunca di un grito, solo veían mis lágrimas de niño impotente. Mi padre era mas practico, me amarraba las manos y me guindaba en un palo de tamarindo que teníamos en el patio de la casa, y allí cuero y mas cuero…todos los días, por el juego o por mi bendito apodo, el causante de la mayoría de mis jueteras, ya que gracias a él sin falta todos los días peleaba una, dos y hasta cinco veces al día, con el que se atrevía a recordármelo.
- ¡Tienes la voz como un abejón! – Me dijo la profesora Unice un día que me pasó a leer y escuchó mi gruesa voz. Pronunció en ese momento la frase sacerdotal “Yo te bautizo”; pues así quedé para siempre.

Mi madre influenció en mi ímpetu peleonero. Un día, recuerdo tenía como seis años, llegué llorando a mi casa porque un pelado mucho mas grande que yo me pegó, me cogió de la mano mientras en la otra sostenía el rejo de tres ramales con que siempre me pegaba y me llevó hasta donde estaba el muchacho.
- ¡Usted es un macho carajo!, ¡Tienes que pelear con él y si te dejas ganar…aquí está lo que te espera! – me dijo mostrándome el rejo. No tuve otra alternativa, pelie con todas mis fuerzas y de ahí en adelante mi madre nunca volvió a pegarme. Me volví peleonero empedernido, creo que pelie con todos los niños del barrio Palmira en esa época.

Doce años tenía cuando me fui de la casa por pura envidia, pues escuchaba a otras personas hablar de bellas ciudades y yo quería conocerlas. Salí para el colegio a estudiar, dejé los libros donde una señora llamada Doris y sin pasajes me fui hasta Palestina. Un trabajador del ferrocarril me dio comida y comencé a pajarear un cultivo de maíz del señor Miguel Gómez, pero como este señor venia todos los días a Meque le informó a mi padre que yo estaba con él, allá me fue a buscar mi padre y me trajo de vuelta al colegio.

Estuve en muchas peleas y nada me ha sucedido, creo que algo me protege, pero no se que es, tal vez sea la fe que les tengo a Dios y a la Virgen del Carmen. Mi fama se regó en todo el pueblo y siendo ya un joven salíamos a las casetas con un grupo de amigos del barrio: Elvis Robles Contreras, José “La Mula”, Adalberto Lobo Miranda, Agustín León Moreno “Barretón”, Abrahán Paredes, Cristian Robles, y Simón Robles; el único que se atrevía a enfrentarme. Éramos un grupo muy unido y peleábamos con todo el que se metiera con alguno de nosotros, derrotando a muchos.

En esa época se conformaron varios grupos de peleoneros: Los Boqueños, el grupo mas numeroso comandado por Hernán Chávez “Muela”, tenían a: Manuel Rángel , Manuel Ospino “Mañe la mona”, Teofilo Galván “Pana”, Antonio Robles “Zula”, Alexis Robles “El Tigre”, Jesús “Chucho” Vanegas, Alejandro García “Perolito”, Antonio “Toñito” Galván, Ciro Ospino “La Pigua”, Inés Galván, Faustino Rivera, Pedro Rivera, Apolinar Villarreal, Miguel Villarreal, Remigio Barrera.
El grupo de Los Villalba, quienes peleaban con llaves de lucha libre comandados por Enrique Rivera, quien les enseñó esta técnica tenían a: Eusebio Pisciotti, Enrique Villalba, Antonio “El Tombo” Villalba hermano de Enrique, Jorge Feria “Carola”. De este grupo Enrique Rivera tenia dos nacionalidades; pues nació en la Boca pero vivía en el Colorado, así era que peleaba en los dos bandos según con quien se encontrara, y Jorge Feria “Carola” cuando no encontraba con quien pelear se ponía a hablar solo para ver quien le decía algo y agarrarse con ese.
Los de flores de sabana, llamados “Los Miranditas”, comandados por Antonio Miranda, Anastasio, Obe y Orlando Miranda.
Los Antequereños comandados por Maximino “Minito” Mier.
Los del colorado comandados por Agapito Altamar, Virgilio, Eugenio, “Papaya”, hijo de Ortum Robles.

En cualquier baile, cantina o prostíbulo donde se encontrara un grupo con otro era pelea segura y para eso estábamos preparados todos. Los golpes mas efectivos en una pelea son en el estomago o la cabeza, si la pelea es abierta se debe tratar de golpear detrás de la oreja, la barba o el sentido, de inmediato queda uno privado.

Una vez me encontraba bebiendo en el Bar de Páez, actual iglesia Cuadrangular en Palmira, llegó “Mañe La Mona” con unos boqueños, el vacilaba con Miriam “La Catapila” y yo estaba con ella en ese momento.
- ¡Vamos a la pieza! – Le dijo “Mañe” a Miriam.
- ¡No ve que estoy con “Nando”! – Respondió asustada.
- ¡Ese Abejón palmireño me lo paso por los huevos! – No alcanzó a decir mas nada, pues me paré y le di una trompada en la nariz que lo hizo caer de culo al piso. Cuando se paró corrió y se montó en el techo sangrando por la nariz.
- ¡Volvemos a pelear! – Me dijo.
- ¡Cuando quieras y donde quieras! – Respondí mientras me iba a mi casa, pues los otros boqueños se estaban arremolinando.

Al sábado siguiente salí para una caseta de baile en el Machín, me acompañaba Argemiro Robles, hermano de José “La Mula”. Íbamos por la calle Santander frente de Eloy Mejía – actual casa de Mañe Robles- Y nos encontramos con “Mañe La Mona”, Ciro “Pigua”, Jorge Chávez y otro man que no recuerdo.
- ¡Ahora si! – Me dijo “Mañe la Mona”
- Yo estoy aquí pa’ las que sea, me los recibo a los cuatro pero déjenme fumar este cigarrillo que acabo de prender. – Respondí mientras me fumaba mi cigarrillo, pues una de las claves de toda pelea es estar tranquilo. Cuando llevaba el cigarrillo por la mitad se lo entregué a Argemiro y le di la espalda a la casa del señor Eloy. Me cayeron en gavilla, pero todo el que tropezaba con mis muñecas rodaba en la polvorienta calle. La seño Eufrasia “La niña Lacha” Mejía oyó la algarabía y salió a llamar a la policía, quienes vinieron y se los llevaron preso.
- ¡Con las manos no pudimos “Abejón”, pero ya sabemos como te vamos a enfrentar! – Dijo Ciro “Pigua”, mientras caminaba para la cárcel.
Esta pelea la recuerdo mucho, porque en plena pelea me salió un hombre negrito que me llamaba y me decía:
- ¡Vengase conmigo!... te haré el mas grande peleonero del mundo.
- ¿Para dónde? – Le pregunté mientras golpeaba a “Mañe La Mona”.
- Para Tamalamequito, cerca al banco Magdalena.
- ¡Yo no quiero ir para allá! – Respondí y el hombre desapareció.

Una vez trabajando en la Hacienda Mataredonda, administrada por Modesto Martínez. Arrancábamos gramalote en compañía de Fernando daza, Cristian Robles, Dionisio Beleño y Anuario, un peleador reconocido hasta de cuerear con un rejo a sus contrincantes pues tenía secretos para pelear.
- ¡Qué desayuno tan malo! – Dije, y al medio día por arte de magia ya Modesto sabía y me reclamaba por lo que había dicho. - ¡Gran hijueputa el que le vino a decir a usted esto! – Expresé alzando la voz para que todos oyeran.
El sábado que veníamos para Meque a descansar, caminábamos por un largo camino de herradura en la sabana. Anuario encabezaba la fila y yo era el último, de un momento a otro se salió del camino y se montó en un tacan en donde me esperó.
- ¡Viejo Nando venga acá!... sabe que yo fui el hijueputa que le dije a Modesto. – Decía mientras se me encaminaba. –
Me tiró una trompada que me la desquité, y mientras pasaba le pegué una en la boca. Miraba sangrar por la boca a Anuario, quien me miraba con ansias de matarme, en su mano derecha la afilante rula con que trabajaba. Busqué con afán la mía y la vi en medio de los dos, tirada en el camino.
- ¡Coge tu rula que nos vamos a matar! – Dijo con rabia Anuario. – Lo miré fijamente y con animo caminé hacia adelante en busca de mi rula, hasta agarrarla.
- ¡Ya la tengo!... hoy me muero o te mueres Anuario.-
- ¡Aquí no Nando! …esta noche en el bar de Páez, donde todo el mundo te vea morir como un perro. – Respondió dando vuelta y continuando el camino.

Llegué a mi casa sin decir ningún comentario de lo sucedido y me alisté bien temprano para cumplir con la cita de anuario. A eso de las siete de la noche iba llegando al puente de Palmira cuando me detuvo el señor Antonio Maldonado.
- ¡Hijo váyase para su casa!... Anuario dijo en el centro que hoy lo mataba y está escondido en una de esas matas con una mata ganado en las manos.
Le hice caso y me regresé a mi casa, gracias al señor Antonio estoy vivo.

Vea primo, le juro y puede preguntarle a los que me conocen, nunca me le arrugué a nadie por mucha fama que tuviera e hice respetar mi tierra con mis puños. Aquí vino un tipo de Guamal Magdalena, familia de Nacho Pedraza el guitarrista, diciendo que era el campeón de Guamal.
- ¡Yo no soy campeón de ninguna parte, pero yo te peleo a ti. – Le dije. – y no salió a pelear.

En la cantina de Antenor Moreno, estaba una vez bebiendo con Humbertico Peñaloza y un man se enloqueció y golpeaba el mostrador con pata y mano.
- ¡Aquiétese viejo man o lo aquieto yo! – Le grité. – Compa nada mas dije esto y se enfureció más ese tipo. Comenzó a nombrar cuanto santo había, mientras zapateaba y brincaba dando vueltas alrededor mío tirándome trompada por todos lados sin pegarme una sola. Lo agarré por las manos y con su camisa lo amarré, le quité el pantalón dejándolo desnudo en la sala de la cantina.

Al siguiente sábado estaba donde Páez con una moza que yo tenía ahí. Llegó Ernesto estrada “Tun Tun”, Humbertico Peñaloza, “Tico” Robles Mejía, hijo de Néstor Robles, Paulino Robles “Cano” (Q.E.P.D.) y uno de los Pantoja. Desde que entraron fue pateando las sillas y mesas.
- ¡Viejo “Cano” deje la vaina! – Le dije. – Este sacó una machetilla y golpeó el mostrador, mientras “Tico” se me botaba a pegarme. Una sola trompada le pegué en el ojo, cerrándosele de inmediato por la hinchazón. Se aquietaron y se fueron, a los cuatro días fueron a mi casa a pedirme disculpas y nos hicimos amigos.
- ¡No joda Nando!, tu no te le arrugas a nada. – Me dijo Humbertico.

En San Rafael de Chucurí tuve la oportunidad de ser boxeador profesional, lo que siempre desee, pero cuando mis padres lo supieron se opusieron. Fue en la época en que “Pambelé” era el campeón mundial. En plena fiesta de San Rafael, el ejército tenia a los dos mejores boxeadores del batallón allí.
- ¡Necesitamos dos pollos que boxeen! – Dijo un teniente.
- ¡Yo soy uno! – Le dije al teniente. – Me enfrentaron con un soldado más grande y acuerpado que yo. Desde que salió fue tirándome golpes que esquivaba con facilidad. Una sola trompada le di en la frente y al suelo fue a caer noqueado. El teniente que vio a pelea me ofreció llevarme a Cartagena. Le escribí a mis padres y hasta ahí llegaron mis ilusiones, porque aunque mayor de edad todavía le sigo haciendo caso a mis mayores.

No se que me tiene deparado mi Dios, pues he sufrido tres ataques de trombosis, la primera vez aquí en Meque. Tenía como diecinueve años, me dio fiebre, un terrible dolor de cabeza y se me hincharon las paletas. Me llevaron al hospital y me sacaron una masa de grasa de cada lado. La segunda vez fue en El Terraplén, una vereda de Puerto Wilches. Estaba pescando. Allá se me torció la boca y se me hinchó la cara. La tercera, pescando en Barrancabermeja, yo vivía en el barrio Boston. Me dio dolor de cabeza, me puse tembloroso, perdí el conocimiento y me llevaron casi muerto al hospital, en donde me pusieron suero uno tras otro. Me remitieron a Bucaramanga y tampoco me lograron mejorar. Del hospital llamaron a mis padres:
- Su hijo prácticamente no tiene vida, le vamos a rajar la cabeza para ver si se salva.
- ¡No! – Fue la respuesta de mi padre. – Me lo llevo para que muera así en mi casa. – Así lo hizo, me trajo a casa y preparó unas tomas pues el era botánico.
- ¡Si aguanta esta toma se salva! – Le dijo a mi madre. – y aquí estoy contándote esta historia.

Mi santa de devoción es la Virgen del Carmen a quien nombro en todo, hasta en mis peleas. Siempre me ha protegido. No me arrepiento de haber peleado tanto, porque me gané el respeto por donde quiera fui y sobre todo aquí en mi tamalameque querido, adonde estoy esperando la muerte, pues quiero que me entierren aquí junto con mis antepasados. Hoy en día soy amigo de todos aquellos a quien enfrenté en mi niñez y juventud.

EDGAR ALFONSO PEÑALOZA ROBLES
Tamalameque. Cesar. Colombia.

CUMPLEAÑOS DEL ITA. TAMALAMEQUE

CUMPLEAÑOS DEL ITA. TAMALAMEQUE
El día 22 de abril de 1968 abre por primera vez sus puertas La Escuela Agropecuaria de Tamalameque; ese día desde temprano la población vio desfilar a cincuenta jóvenes de ambos sexos con taburetes (asientos) en la cabeza y un cuaderno bajo el brazo camino a la Escuela. Esos jóvenes cuya edad oscilaba entre los 18 y 25 años, vencieron la timidez y la pena, entrando a marcar un hito en la historia de la educación local.
Profesores fundadores: Efraín Guerrero Miranda (Rector), Luis Osorio, Nohora Beltrán, Carlos de León, Rafael Noriega Barba, Marlene Castaño, Luis Roberto Barrios, Enna Luz Fonseca y el profesor Castiblanco.
Alumnos Fundadores: Enrique Arenas, Joaquín Castro Guerra, Ciro Peñaloza Romero, José Antonio Quintero, Salvador Vanegas, David Noriega Clavijo, Orlando Pérez, Robinson Chajín, Edgar Coronel del valle, José Aguilar Paba, José Antonio Montesino, Omar Mizar, Jairo Montesino Cadena, Clara Moreno, Graciela Gómez cadena, María del Socorro Torres, Teresa Castaño, Lirida Torrejano, Julia Restrepo Machuca, Zaida Rizzo Aguilar, Glennis Lascarro Saballet, Yolanda Lascarro Saballet, Nivia Páez, Martin Castaño, Edgardo Duncan Mejía, Carlos Julio Robles, Horacio Paba Robles, Rubén Restrepo Peñaloza, Marina Garrido, Lucina Pino Ávila, Jorge Corpas, Rodrigo de la Cruz, Dennys Armesto, Isabel Cristina del Valle, Agustín del Valle, Lucy Machuca, Floralba Vega, Nubia Martínez, Luis Santodomingo, Roberto Rosado, Hernando Ovalle, Isabel Robles, Orlando Amaya, Jairo Hidalgo, María Etelvina Ortiz, Melva Avilés, Meryluz Machuca, Dorfis Montesinos, Néstor Robles Miranda, Faride Villamizar y Manuel Noriega.
De la anterior lista, tan solo los primeros 28 lograron terminar y cuatro años mas tarde, el día 30 de noviembre de 1971 tomaron grado, siendo la primera promoción de Prácticos Agrícolas, titulo que se otorgaba al llegar al cuarto de bachillerato (9º).
Ya en 1981 con el nombre de Instituto Agrícola, se abrió el quinto de bachillerato (10º) y el 28 de noviembre de 1982 se le dio graduación a la primera promoción de bachilleres agrícolas; siendo los alumnos: Dionisio Ávila Camaño, Oscar Ávila Camaño, Willian Herrera Alfaro, Carlos Peñaloza Romero, Donel Gómez Cadena, Humberto Molina Hoyos, Rodrigo Pérez Núñez, Nolvis Ospino Miranda y Rodrigo Ramírez Vides.
En el año 2003, el Ministerio de Educación Nacional implementa el plan de reestructuración e la Educación Colombiana y realiza una serie de fusiones de Escuelas y Colegios, El Instituto Agropecuario de Tamalameque se le fusionaron las Escuelas de Básica Primaria “Madre Laura” y “Urbana Mixta Palmira”.

LA LLORONA LOCA...


Cuenta la señora Candelaria Nieto; mujer que celaba mucho a su marido y quien vive en el barrio Palmira, que un día cualquiera su marido salió como de costumbre quedando ella en la casa, a eso de las 11:00 de la noche, se despertó y vio con preocupación que su marido no había llegado, decidió salir a buscarlo:
- ¿Estará con la otra?- Se preguntó con rabia. Se empretinó una gran puñaleta y salió a buscarlo al solar, cerca de su casa; adonde le habían dicho que su marido se encontraba con la otra mujer. Según le habían dicho se veían debajo de un palo de Ceiba que había en ese solar. Llegó hasta allí y no encontró a nadie. Decidió llegar al bar, para ver si su marido estaba allá y justamente allí se encontraba jugando billar. Esperó un largo rato, hasta que vio que iban a cerrar el bar y que su marido saliera; entonces corrió hasta su casa, para que el marido no se diera cuenta que ella lo estaba espiando. Al poco rato llegó el marido, quien al verla afuera le preguntó:
- ¿Qué haces afuera tan tarde?
- ¡Cogiendo fresco!...el calor no me dejaba dormir.- Respondió escondiendo su rabia y mirando para el palo de Ceiba, cómplice de las andanzas de su marido.

De repente, en la pata del palo de Ceiba, de la nada surgió una mujer con las manos en la cabeza. Por la mente de Candelaria, se cruzó la loca idea de que era esta mujer la amante de su marido. Apretó la cacha de su puñaleta, mientras miraba a la extraña mujer, sin quitarle los ojos de encima. Asustada vió que la mujer se elevaba como a dos metros del suelo y que inmediatamente bajaba, al posar los pies sobre la tierra pegó un grito escalofriante que le heló la sangre. La mujer siguió gritando y poniéndose cada vez más pequeña hasta llegar como a un metro de estatura.
- ¡Mija venga!..¡Esto no es de este mundo! – Le dijo su marido, agarrándola por el brazo y jalándola adentro de su casa.

Los perros inquietos, como nunca aullaban sin descanso, mientras se seguía escuchando el lastimero grito.
- ¡Esa es la Llorona Loca! – Le dijo su marido nervioso.
De un momento a otro todo quedó en silencio. Al día siguiente sólo se escuchaba el comentario de los vecinos del barrio, que habían escuchado a La Llorona Loca...

EL BUS FANTASMA


 Cuenta Teresa Navarro Montenegro (En la actualidad habitante del Barrio Palmira) que, en el mes de marzo de 1.989, en el Corregimiento de Pasacorriendo en donde vivía con sus padres, se enfermó una de sus hermanitas a eso de las 11:00 de la noche.  Desesperadas, ella y otra hermana, decidieron traer a la niña al hospital de Tamalameque; pero, por no haber transporte a esa hora, salieron caminando con la niña en brazos.  Llegando a la Hacienda San Isidro vieron que por la carretera venía hacia Tamalameque un carro a gran velocidad, se detuvieron a esperarlo y le sacaron la mano para que se detuviera.  Este se detuvo y pudieron ver que era un bus con mucha iluminación.  También observaron que el bus parecía estar en el aire; pero en ese momento la niña se empeoró de salud y sin pensarlo dos veces se montaron en el bus.  Al estar dentro del bus se dieron cuenta que este estaba completamente vacío y la cabina del chofer cerrada.  No saben si por ir pendiente de la enferma, no se dieron cuenta que el bus de un momento a otro estaba parado en la puerta del Hospital de Tamalameque.  Se bajaron, llamaron al celador quien les abrió y les preguntó que de donde venían:
- ¡De Pasacorriendo! – Respondieron.
- ¿Y en qué se vinieron? – Preguntó el celador.
- ¡En ese bus! – Dijeron las hermanas volteando a mostrarles el bus; pero, mayúscula fue su sorpresa al no ver bus por ninguna parte.
Este bus, al que los moradores de Tamalameque han denominado "El Bus Fantasma", y al que ya han visto en varias oportunidades algunos chóferes, se sigue viendo en la actualidad en la carretera de Tamalameque a El Burro, entre Pasacorriendo y la entrada de Antequera.